Escrito Ramon Casalé i Soler: EL COMPROMÍS DE L’ART
22 de septiembre de 2014

ALBERT CASALS. EL COMPROMÍS DE L’ART
“Llamar bello a todo lo que nos apasiona, y nada apasiona largamente al hombre y lo único permanente es su pasión, cuyo objeto cambia”
Jean Dubuffet. Escritos sobre arte. 1975

La primera vez que tuve conocimiento de la obra de Albert Casals fue hace veinte años con motivo de una exposición individual en la desaparecida Galería Can Marc de Begur. Verdaderamente me sorprendió su osadía al enfrentarse a un tipo de pintura que, en aquel momento, parecía que había llegado a su cénit, como era el informalismo matérico, y que determinadas voces críticas manifestaban que después de Tàpies ya estaba agotada cualquier forma de creatividad estética en la que estuviera relacionada la materia.
Pero Albert Casals (Barcelona, 1945) se ha mantenido fiel a sus principios lo que le ha llevado a ocupar un lugar importante dentro del panorama artístico, no sólo catalán, sino también a nivel nacional e internacional, avalado por el gran número de exposiciones individuales y colectivas realizadas en los casi cincuenta años que lleva mostrando sus pinturas, esculturas, grabados, dibujos e instalaciones, así como por los diferentes premios y menciones obtenidos.
De todos modos comentar cómo es la obra de Albert Casals no es nada fácil, ya que él mismo se ha ido forjando un camino que le ha llevado a un terreno en el cual el objeto -la propia materia- y el concepto -la idea- han contribuido a que el espectador se encuentre delante de una obra plenamente singular, en donde la existencia de los diferentes elementos que aparecen, no sólo ofrece un determinado discurso narrativo, sino que va más allá de la propia realidad que los envuelve. Por ello, cada una de sus pinturas o incluso las esculturas, permiten diversas lecturas, como si fueran varias obras en una misma. De algún modo recuerda la pintura renacentista, en la que el autor representaba varias escenas en el mismo cuadro.
Josep Maria Cadena señalaba que la pintura de Albert Casals “se centra en la representación plástica de las pasiones humanas”. Estoy plenamente de acuerdo, ya que sus creaciones están plagadas de elementos y situaciones en que el ser humano es el principal protagonista, tanto si aparece a nivel simbólico como si lo muestra de manera antropomórfica. Posiblemente en las esculturas se aprecia su interés por la ironía, ya que los personajes que surgen, tanto sí son representados a modo de tótem, como si lo son a través de sus atributos sexuales –principalmente del sexo femenino-, se mueven dentro de un determinado ritualismo que los hace aún más esperpénticos, rozando el absurdo, pero que a su vez se aproximan al mundo primitivo.
Es cierto que sus obras son de marcado contenido expresionista, sobre todo por la intensidad y agresividad del gesto, por la enorme y variada aportación matérica –debido principalmente por la especial contribución del collage-, y también debido a la pasional emotividad del color. De todos modos el surrealismo también se encuentra presente en la mayoría de sus obras, debido a que surgen elementos y situaciones que desvirtúan la realidad. Expresionismo y surrealismo no son incompatibles, al menos sí se observan desde la perspectiva de una obra abierta, tal como indicaba el filósofo francés Roland Barthes, en que “la obra debe ser siempre abierta para que no muera”.
A Albert Casals siempre le han preocupado los aspectos sociales y por ello siente la necesidad de implicarse en todo lo que sucede a su alrededor. El artista tiene la ventaja respecto al resto de mortales de poder resaltar o denunciar determinadas situaciones a través de sus pinturas, esculturas o instalaciones. Desde sus inicios creativos hasta la actualidad ha podido reflejar en diferentes ocasiones todas estas inquietudes. Exposiciones como “Pinturas y vivencias”, “Ángeles y demonios “, “Iconos como actitud”, “10 instantes”, “Hambre, humo y piedras” y “Sensaciones”, son un fiel exponente de todo ello.
La suya, es una obra que no deja indiferente a nadie. Gustará más o menos, pero lo que es seguro es que el espectador se planteará diversas preguntas, que la mayoría de veces no tienen respuesta. El propio artista no es ajeno a ello, sino que le parece bien esta preocupación existencial en buscar respuestas, en querer conocer el motivo por el que se ha realizado este tipo de obra y sobre todo por intentar descifrar el pensamiento –o sea, la primigenia idea- del artista. Precisamente el crítico riojano Mario Ángel Marrodán destaca que Albert Casals “no es de aquellos artistas que buscan experiencias estéticas fáciles o de vulgar pacotilla, en su peor forma de lo sensiblero o azucarado, sino que tiene el indudable atractivo del sentido informalista para desarrollar un conjunto de sensaciones fisioespirituales del subconsciente con lo que accede al mundo onírico tras la ruptura de códigos”. Dicho en otras palabras: al artista no le interesa lo superfluo ni lo banal, sino que va a la búsqueda de nuevas maneras de mostrar la realidad, experimentando con diferentes materiales, la mayoría de reciclaje, que le permiten expresar mejor sus ideas.

Ramon Casalé i Soler
Membre de l’Associació Internacional de Crítics d’Art

Agosto de 2014.